Sybell Oyanedel Aguilar, nacida y criada en San Felipe, V región. es gestora de contenidos del equipo Movistar y se autodefine como Camaleona por su tendencia al cambio y porque sabe que somos energía en permanente transformación.
Estos son algunos de los cambios de piel que ha tenido en sus 30 años de vida, incluidos porrazos, atropellos, pelo rapado y de colores, PCR Positivo por Covid-19, surfing de olas en playas escondidas, picadas de Franklin y amistad a toda prueba.
El caos y la seducción
Sybell llegó a Santiago a los 17 a estudiar publicidad a la Usach y le costó (un poco) acostumbrarse a la capital. A la velocidad de las cosas, al aceleramiento de los cuerpos que van hacia algún lugar.
“No me gustó ese caos…preguntabas algo y la gente estaba apurada o respondía mal…”, recuerda.
Pero de a poco la capital la sedujo:
“Santiago siempre tiene panoramas, siempre hay algo por hacer…como buena provinciana, al llegar fui a todas partes, a los cerros…Y no sólo Santiago Centro o Providencia, sino también a las comunas, quería conocerlo todo. Al final terminé conociendo más que los santiaguinos”, dice.
En ese ejercicio de exploración se dedicó a conocer las picadas de Franklin durante un año, por ejemplo.
Del oro al abuso
Como publicista hizo su práctica en DDB, la agencia de oro como la llamaban por esa época, estaba ganando muchos Cannes y grandes cuentas.
Haciendo su práctica con 21 años, llevaba las cuentas de Jumbo, París y Canal 13 en pleno estallido de Soltera otra vez.
“Parecía la mejor práctica de la vida, pero era superficial, se trabajaba muchas horas extras que no se pagaban…”, dice recordando ese periodo y esa muy mala práctica de algunos trabajos.
De recomendación en recomendación Sybell hizo su trayectoria en cuentas de agencias como ejecutiva, supervisora y directora de cuentas.
De hecho, como directora de cuentas trabajó para una agencia de Miami dirigiendo un equipo distribuido en Venezuela y Argentina.
Así que es una pionera del teletrabajo.
Fusiona: buen trato y libertad
A Fusiona llegó a través de Jorge González con quien había trabajado antes.
“Yo estaba en una agencia trabajando, pero sentía que tenía que matar a alguien para escalar…”, dice.
Además, su proyección ahí era terminar como supervisora de cuentas. Y si hay algo que no le gusta a Sybell es la zona de confort.
Así que la invitación de Jorge se la tomó como un desafío. Salía del área de cuentas y se metía en la mantención web a gran escala y desde ahí ha sido parte del equipo de gestoras de contenido de Movistar.
“Me siento súper cómoda con Jorge y las chiquillas. Es un equipo que me apoya, en el que nos ayudamos entre tod@s…para mi es muy importante el aspecto humano del trabajo. Me gusta mucho también el buen trato general que existe en Fusiona…
Donde podemos hablar abiertamente, tanto de lo bueno y lo malo. Tampoco veo rivalidades, ni machismo, o diferencias por cargos que sí he visto en otros trabajos.
Siento que aquí estamos todos a la par y tengo la libertad de felicitar o criticar si corresponde. Eso no se ve en todas partes y se agradece mucho”, dice Sybell.
Lados A, C, D…
Sybell cree en el flujo de las energías. Le interesa la astrología y la ciencia. “Siempre evolucionamos. Como todo en la Tierra, la personalidad también va cambiando. Yo no soy la misma de los 15 ahora los 30”, dice.
En ese constante cambio, Sybell ha hecho una trayectoria con el deporte y otras vainas:
Jugó vóley en el colegio que le permitió salir y conocer geografías y humanos.
En la Usach se metió en natación, disciplina que la mantuvo entrenando y alimentándose para esa práctica.
Luego saltó al surf de la mano de un pololo que surfeaba de manera más profesional. Con él recorrió playas y eventos surfer de Maui y Rip Curl. Así estuvo tres años, experimentando “la liberación bacán que es el surf”.
Para llegar a playas inaccesibles en auto, tuvo que pedalear y ahí enganchó con la bici. Práctica que la ha dejado con muchas cicatrices por porrazos y atropellos.
Bajando un cerro, tropezó, voló y se sacó la piel del codo. Sus acompañantes la miraban como diciendo: “no…cómo le decimos” y ella seguía ahí en pie, limpiándose el polvo y lista para seguir.
“Me enamoré de la bici, es mi medio de transporte… me puede llevar a cualquier parte. Soy de andar en el cerro y zonas rurales. Voy mucho al Cajón, Pirque y también al Panul de La Florida. Pero no uso la bici como para ir al trabajo, no podría andar en la ciudad”, dice.
Porque le aterra el Transantiago, las motos y los autos. El otro día una señora que iba hablando por celular la pasó a llevar mientras iba a comprar pan.
Afortunadamente se devolvió, la llevó a casa y le pagó el arreglo de la bici. No pasó a mayores.
Hoy tiene una bici de spining al lado de su estación de trabajo y está practicando Crossfit para estar mejor preparada para los cerros.
La música
“Amo la música. Me gusta investigarla, desde muy chica me gusta el Tech. Sobre todo el inicio del Tech con sintetizadores, no me gusta la electrónica popera de David Guetta….me gusta el verdadero Tech…”, dice.
Su pareja es batero, así que salía a conocer bandas nuevas a tocatas de casonas antiguas donde se armaban jam o jamming (sesiones de improvisación musical) con batería y saxo.
“Ahí los músicos se juntaban con bailarinas y aprendí a bailar afro y samba… Me encanta compartir con gente, soy un alma libre… y también me encanta estar sola, me da la Olguita marina y pesco mi mochila y me voy…”, cuenta.
Por ese espíritu patiperro la Pandemia le pegó fuerte. No solo tuvo Covid junto a su pareja sino que la restricción al movimiento la frustró.
“No poder moverse, no poder compartir, no poder salir fue súper fuerte. Eso me frustró mucho, no poder ir a visitar a familiares, no tener panoramas. No poder salir a inauguraciones y lanzamientos”, dice sobre este último tiempo.
Sybell es una caja de sorpresas. Quienes la conocen saben que si quieren saber dónde ir, dónde comer o dónde disfrutar un buen cóctel, Sybell tiene la respuesta.
Así como ha paso de corte de pelo rapado, corto, a colores morado, rosado, blanco… su permanente gusto por el cambio le dan fuerza para fluir y enfrentar cada momento de la vida.
“Ahora estoy normal por la pandemia”, dice riendo y es probable que ya esté pensando en un cambio de look.
-En tu viaje lleno de cambios y transformaciones ¿Qué ha permanecido, qué no ha cambiado dentro de ti?
-Mmm…Que me considero súper partner y buena anfitriona. Eso no ha cambiado. Si mis amigos vienen a mi casa…no tienen que traer nada, aquí habrá comida copete y buena onda… y si se quieren quedar, se quedan… dice Sybell con esa gracia y alegría que da la crianza de campo y sus experiencias.
Así que ya saben… Si quieren saber dónde ir a tomarse algo, pregúntenle a Sybell. Y cuando la pandemia pase… ya saben donde puede ser la jam.