Jorge González, jefe del equipo de Mantención Movistar, practica Triatlón desde el 2017. En este lado B, habla de su pasión y de cómo se mantuvo activo durante dos años de pandemia.
También de su retorno a la competencia en noviembre pasado en el Triatlón de Cozumel, México. Donde puso su resistencia y confianza a prueba.
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La pandemia del Covid 19 alteró todas las competencias deportivas. En el caso del Triatlón canceló competencias, atrasó otras, cerró clubes de entrenamiento y mantenerse activo se convirtió en un desafío.
En los periodos más restrictivos de la pandemia, Jorge se mantuvo entrenando ciclismo y trote con máquinas en su departamento y cuando comenzó la franja deportiva salió a la calle:
“Hacía mucho frío para salir a andar en bicicleta, estaba oscuro y era bastante peligroso, no sólo por los asaltos sino por los autos, así que tuve que comprar luces y accesorios más potentes y ropa para el frío…”, cuenta Jorge.
A las salidas en la franja se sumó su entrenamiento en casa con equipos adaptados y sacando provecho a las plataformas virtuales con grupos de Zoom coordinados y la aplicación Zwift, donde se juntaba con compañeros a pedalear en mundos y circuitos fantásticos haciendo más llevadero el aislamiento.
Con el tiempo pasó el frío, las cifras de contagios bajaron y comenzaron a flexibilizarse las medidas. Así que Jorge siguió preparándose para el retorno en noviembre pasado en el triatlón de Cozumel.
“El gran tema fue la confianza, las preguntas… ¿estás preparado o no?, ¿cómo rendirá mi cuerpo? ¿saldré del agua?”, dice.
COZUMEL: LA HORA DE LA VERDAD

Cozumel en noviembre de 2021 marcó el retorno. Ya habían pasado dos años de su última competencia en diciembre de 2019 y la preparación estaba lejos de ser la perfecta producto de las restricciones mencionadas.
“Lo más difícil fue llegar con confianza, siempre que vas a una carrera tienes la sensación que te falta algo, piensas que te podrías haber preparado mejor y en este caso las dudas eran aún mayores”, relata Jorge.
Pero se tiró al agua e hizo todo el circuito. Ahí el frío, el riesgo, la incertidumbre quedaron atrás…
“Sabía que si salía del agua lo iba a terminar. Ya en la competencia la energía de la gente, la euforia y la atmósfera te quitan las dudas. Volver a eso fue súper bonito. Volver a sentir eso, hace que todo valga la pena”, continúa.
-Dices ‘salí del agua’ como un frase clave, cómo lo hiciste con la natación en esta preparación…
-El primer año de la pandemia no había mucho que hacer. Sólo me entrené en bicicleta y correr. Así que mi gran duda era si sería capaz de salir del agua…
Además, no soy bueno nadando. Aprendí hace poco, el 2015 cuando decidí meterme en esto del Triatlón, por eso mi misión en Cozumel era salir del agua…
Y la frase no solo es una metáfora. Es súper real porque el Ironman parte con 3.800 metros de natación que deben hacerse en 2 horas y 20 minutos.
Y si bien hay mucha seguridad con motos de agua, kayaks, buzos y boyas, siempre puede pasar algo como en el pasado Ironman de Pucón, donde falleció una persona precisamente en el nado.
“Más allá de la seguridad del circuito, lo fundamental es cómo estás tú”, dice Jorge.
Quien ahora se prepara para el Triatlón de Puerto Varas en marzo próximo. Y aunque las últimas alzas en cifras de contagio podrían alterar la competencia, González sigue entrenando todos los días de la semana corriendo, haciendo bicicleta y nadando.
La fluctuación de la pandemia podrá alterar las fechas y restringir horarios, pero su pasión y voluntad espartana persiste. Todo para volver a cruzar la meta con los brazos abiertos y la mejor sensación del mundo en su cuerpo y espíritu.