Vivian Valdés siempre ha estado vinculada al voluntariado. Desde pequeña, cuando veía a sus hermanos mayores trabajar en ollas comunes en plena dictadura, luego siendo una estudiante en el colegio y también ya siendo una profesional. 

Vivian apañando a unos niños afectados por un incendio en Valparaíso.

Cada etapa de su vida la ha llevado por ese camino. Cuando trabajó en Terra construyó mediaguas e impartió talleres de conectividad, enseñándole a los niños a buscar en la web. 

Para el incendio de Valparaíso del 2019, junto a uno de sus sobrinos, partió a hacerle una Navidad a los niños afectados por el fuego.

Llevamos regalos con los bomberos, porque mi sobrino es bombero”, dice con pudor y pocas ganas de exponerse.

En coherencia con su trayectoria vital, en enero de este año se vinculó a Inspiring Girls, una fundación británica con presencia en algunos países de Latinoamérica y que tiene como misión empoderar a niñas a corta edad, para disminuir las brechas salariales y educacionales de las mujeres. 

“Para las niñas, o mujeres en general, es súper difícil creer que son capaces de hacer cosas si no tienen referentes potentes femeninos cerca… y lo que hace esta fundación es reunir mujeres de distintas áreas para que cuenten sus historias y empoderen a estas niñas”, relata Vivian.

Las niñas de Inspiring girls pueden ser de estratos económicos vulnerables o estratos medios y “su proyección en la vida es ser vendedora, dueña de casa o en casos más extremos dicen: ‘me voy a embarazar de mi pololo y voy a ser dueña de casa”’, cuenta una Vivian pensativa. 

DAR

Vivian se capacitó en enero para hacer mentorías para colegios de la fundación Belén Educa, a través de un storytelling propio, de alguna industria o de alguna persona referencial.

En ese ejercicio construyó su propio relato: “Soy gerente, vengo de clase media, mis papas no estudiaron en la universidad… y así vas contando un poco. La idea es rescatar tu camino, lo que te costó, lo que lograste y superaste”, recuerda.

En esa experiencia participaron cerca de 50 mujeres, todas ellas sobresalientes en matemáticas, biología, ciencias o en aeronáutica. Hasta que llegó la pandemia cancelando las visitas a colegios.

Ante esa contingencia la Fundación reaccionó creando la Academia, mentorías online que se creaban colaborativamente entre estas mujeres power. 

Como siempre, Vivian sonriendo. En la imagen como mentora de Inspiring Girls, una fundación británica con presencia en algunos países de Latinoamérica y que tiene como misión empoderar a niñas a corta edad, para disminuir las brechas salariales y educacionales de las mujeres.

“Yo participé en la creación de contenido para  los cursos relacionados con autoestima, reforzamiento de la personalidad y en cómo usar una plataforma de e-learning”, dice Vivian.

En esa experiencia nuestra gerenta de negocios les contaba a las niñas cómo tratar la rabia, cómo enfrentar sus frustraciones. Todo lo hacía después de la pega, buscando en charlas TED y con el apoyo de otras mentoras, apañándose mutuamente.

Además tenía que grabar sus intervenciones en video. “La rabia nos parte de los pies y de repente sentimos que nos atora la garganta… La película de Disney, esa de las emociones (Intensamente), no sé cuántas veces la vi. Le pedí ayuda a mi sobrina con el lenguaje de niños, porque son súper consumidores de TikTok. Tuve que hacer un video, porque si les pasaba un Power Point, después del cuarto slide, las perdía”, reconoce.

-¿Por qué es tan importante esto para ti?

-Yo hago voluntariado porque siento que aprendo mucho más de lo que entrego. Mi personalidad, curiosidad o aprendizaje no va por aprender una disciplina en especial, sino en entender ciertas cosas. En los voluntariados tú no das lo que te sobra, das lo mejor que tienes. Das lo mejor que sabes hacer y para entender qué es lo que mejor sabes hacer, tienes que estudiarlo, tienes que capacitarte.

-¿Cómo contagiar a los demás en Fusiona?

-¿Qué es lo que yo recomendaría del voluntariado? Primero, no puedes sentir que estás entregando las sobras de tu tiempo o conocimiento, lo segundo, es que es muy gratificante sentir la retribución. No me he ganado la lotería, pero me la gano siempre cuando veo el impacto que provocamos en las niñas. Siento que igualamos  la cancha y contribuimos a disminuir la desigualdad. Sería bonito que prepararemos algo interno en función de un voluntariado, siento que si se levantara un proyecto, habrían varios interesados. Siempre me dicen “qué entretenido, me gustaría participar…”, como que hay iniciativa, pero no hemos empujado algo de forma corporativa. 

 -Alguna reflexión final

-Agradecer la ayuda a varias chiquillas de la oficina que me contaron su historia sobre cómo llegaron a la tecnología, historias que sirven para motivar a las niñas. Es difícil hablar de lo que a uno le gusta. No busco mucha exposición haciendo esto, pero creo que esta nota puede servir para que se arme algo desde Fusiona…Cierra Vivian sonriendo.